El problema de las redes
Las redes sociales se han popularizado rápidamente durante la última década. Gracias a su rápida y fácil adopción, son una excelente forma de mantenerse comunicado con el resto del mundo, compartir y discutir opiniones, conocer gente nueva y, básicamente, vivir.
Sin embargo, el problema no nace del producto, sino del modelo de negocio que lo respalda y lo hace viable.
Dicho problema nace de la premisa de que todo en internet debería ser gratuito. Esta premisa ha fomentado la aparición de nuevos modelos de negocio basados en la puja de espacios publicitarios. El peso económico que conlleva desarrollar y mantener una red social no recae sobre el usuario, sino sobre esos anunciantes que pujan constantemente para impactar con su publicidad a los usuarios.
Para aumentar sus ingresos y aumentar su cuota de mercado, las compañías deben recurrir a todo tipo de técnicas y trucos psicológicos para retener al usuario la mayor cantidad del tiempo posible dentro del dispositivo consumiendo contenido, traduciéndose esto en una mayor cantidad de anuncios consumidos. El time on device (tiempo en dispositivo) es una de las métricas más importantes para este tipo de compañías.
¿Cómo se consigue aumentar esta métrica? Mediante sistemas de recompensas variables, bucles de retroalimentación impulsados por la dopamina, activadores externos como notificaciones, o incluso activadores internos como el aburrimiento o la soledad... por mencionar tan solo unas pocas de las muchas técnicas utilizadas.
Conseguir aumentar el time on device en estas plataformas no supondría un problema de no ser porque el día tan solo cuenta con 24 horas, de las cuales 8 las pasamos durmiendo. Esto nos deja 16 horas durante las que se libra una batalla encarnizada entre compañías por arrancar al usuario cada segundo de su atención. Esas 16 horas tienen que repartirse entre TODAS las compañías (no solo redes sociales) cuyo modelo de negocio se basa en la economía de la atención.
Esta lucha ha desembocado en la creación de productos cada vez más y más adictivos, con algoritmos de predicción cada vez más y más eficaces. ¿Por qué? Porque si no son unos los que te retienen consumiendo anuncios en la pantalla, serán sus competidores los que lo hagan.
En un mundo donde las compañías explotan las vulnerabilidades de nuestra mente para retenernos más y más tiempo usando sus productos, no nos queda tiempo para vivir. Cada vez aumentan más los casos en los que utilizamos las redes sociales cuando deberíamos estar presentes en el momento. Usamos el móvil en comidas familiares, en conciertos, en el trabajo o, peor aún, en situaciones que requieren nuestra completa atención como, por ejemplo, conduciendo.
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